jueves, 5 de mayo de 2011

Sin tribu, sin guardería y para colmo sin niñera

No tengo tribu.
Es cierto.
 Ni mi marido ni yo tenemos familia en la ciudad en la que vivimos, y las dificultades que han ido surgiendo tras el nacimiento de mi persona favorita en el mundo, son mayores de las que nos imaginabamos cuando me quedé embarazada.
En aquel momento pensé que tras el nacimiento del peque sería fácil buscar una chica para que le cuidase ya que nos parecía la mejor solución.
Ilusa de mí.
Poque nada más nacer P. supe que las 16 semanas de baja maternal, el mes de vacaciones y los veintitantos días adicionales que me daban por acumular las horas de lactancia, no me iban a llegar a nada y de que iba a ser incapaz de dejar a ni hijo con nadie que no fuera su padre o yo.
Un mes antes de mi incorporación (8 de septiembre), incapaz de separarme ni por unas horas del peque, decidí pedir una excedencia, ( la mejor decisión de mi vida).
Como P. nació en marzo, no había solicitado  una guardería (y lo cierto es que tampoco me interesaba demasiado hacerlo porque ya sabía en el fondo que ni loca lo iba a dejar allí con 6 meses), y como estaba tan feliz, fui dejando lo de la niñera.
El caso es que el tiempo fue pasando y cuando cumplió un año, me puse manos a la obra y a la búsqueda de la especie más deseada del planeta:  la niñera perfecta.
Tras un primer rastreo descubrí que ese subgénero no existía y me tuve conformar simplemente con la niñera a secas.
Y así vino a parar a nuestra casa (despúes de no se cuantas entrevistas) LA NIÑERA.
Que gran error.
El caso es que después de tenerla a prueba, solicité mi reincorporación con reducción de jornada para salir a las 13h en lugar de a las 15h.
Y entonces pasó lo peor, a los cinco días de incorporarme, con mi marido trabajando también y él además con una jornada completita, tuvimos que echar literalmente a la niñera.
La historia es demasiado larga, simplemente resumo que se produjo una situación tan surrealista que Buñuel encontraría un filón , aunque reconozco que al niño lo trataba muy bien.
Así que de un día para otro mi marido se encontró cuidando a nuestro hijo por las mañanas hasta la una, hora en que tomo el relevo.
Por descontado P. es el niño más feliz del mundo.
Pero la vida de una pareja trabajadora sin tribu es algo complicada. Funcionamos a base de coordinación y planificación y aún así a veces nos volvemos locos.
En septiembre empezará en una guardería en la que obtener plaza fue LA GRAN ODISEA, pero eso se merece otra entrada completa, y me aterra pensar si podremos organizarnos cuando se nos ponga malito, que espero que sea poco y podamos solucionar con moscosos y vacaciones pero no se si serán suficientes teniendo en cuenta que ya necesito todo el mes de septiembre para la adaptación.
Lo bueno de todo esto es que nuestro pequeño ha estado desde el día que nació a nuestro lado sin separarse nunca de nosotros y cada minuto vivido con él ha sido el mejor regalo de la vida.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Mi persona favorita en el mundo

Mi persona favorita en el mundo tiene 13 meses y 22 días, no llega a 80 cm y pesa alrededor de 11 kilos.
Mi persona favorita en el mundo nació el 12 de marzo de 2010 y revolucionó nuestra vida casi sin darnos cuenta.
Desde el primer momento en que sentí su llanto en el quirófano se desencadenaron unos sentimientos desconocidos que han ido creciendo y creciendo cada día hasta llenar cada rincón de mi cuerpo y de mi alma.
Ahora comienza a dar sus primeros pasitos, todavía cogido de la mano porque creo que tiene mucho miedo a andar solo.
Además como es un campeón del gateo no parece tener ninguna prisa por soltarse.
Esta mañana mientras me vestía para irme al trabajo le sentía gatear por el pasillo, y al escuchar el ruido de sus palmitas sobre el suelo, plas, plas, plas, plas,...(creo que ya sabeis a lo que me refiero) pensé en lo mucho que iba a echar de menos ese ruidito acompañado de su risita nerviosa cuando se asoma por las puertas esperando darme un susto.
Después mientras caminaba hasta el trabajo me di cuenta de que me había olvidado de ofrecerle la teta antes de marcharme, espero que esto no sea el inicio del destete porque la lactancia prolongada de mi persona favorita en el mundo, ha sido una de las cosas más agradables de la maternidad.
Miles de miradas y momentos de cuerpo compartido entre los dos.
Algo mágico y maravilloso que se quedará para siempre grabado en nuestra memoria.
No es sólo mi hijo, mi vida, mi tesoro, mi legado, es que es sin duda y además MI PERSONA FAVORITA EN EL MUNDO

martes, 3 de mayo de 2011

Mi patria es mi infancia


Hoy inicio mi andadura en este mundo de la blogosfera.
Y el título no es casual.
Esta mañana  en medio de una reunión, hablaba de mi persona favorita en el mundo, y surgió esta frase de Rilke que hizo que se me viniesen las lágrimas a los ojos.
Porque efectivamente yo comparto la idea de que mi infancia es mi patria y que la infancia de un hombre le define para siempre.
Y en medio de un tribunal recordé muchos de los largos y cálidos veranos de mi infancia, los juegos, las risas, la inocencia, los abrazos de mi madre, sus manos, las estrellas fugaces desde la terraza, los cuentos... ese lugar común a veces tan olvidado... y deseé con todas mis fuerzas que algún día mi hijo recordase el suyo con la misma intensidad y nostalgia con la que yo lo estaba haciendo, y lo recordase tan feliz. Y me entra el miedo, a no saber o no ser capaz de hacer que se sienta el  más feliz del mundo, porque sólo se es niño una vez, pero nunca se deja del todo de serlo.
Tengo 37 años, un marido "viejo", un piso nuevo y el hijo más maravilloso del mundo.