martes, 3 de mayo de 2011

Mi patria es mi infancia


Hoy inicio mi andadura en este mundo de la blogosfera.
Y el título no es casual.
Esta mañana  en medio de una reunión, hablaba de mi persona favorita en el mundo, y surgió esta frase de Rilke que hizo que se me viniesen las lágrimas a los ojos.
Porque efectivamente yo comparto la idea de que mi infancia es mi patria y que la infancia de un hombre le define para siempre.
Y en medio de un tribunal recordé muchos de los largos y cálidos veranos de mi infancia, los juegos, las risas, la inocencia, los abrazos de mi madre, sus manos, las estrellas fugaces desde la terraza, los cuentos... ese lugar común a veces tan olvidado... y deseé con todas mis fuerzas que algún día mi hijo recordase el suyo con la misma intensidad y nostalgia con la que yo lo estaba haciendo, y lo recordase tan feliz. Y me entra el miedo, a no saber o no ser capaz de hacer que se sienta el  más feliz del mundo, porque sólo se es niño una vez, pero nunca se deja del todo de serlo.
Tengo 37 años, un marido "viejo", un piso nuevo y el hijo más maravilloso del mundo.

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